he planchado hasta mis pensamientos...una de esas tardes sin glamour por ninguna parte,como cuando piensas en la Scott Thomas recién levantada.Pero alguien tiene que hacerlo aunque la camiseta vuelva a la lavadora mañana por la mañana.Este afán de lavar tiene que tener alguna de esas explicaciones psicológicas que me sacan de quicio,pero seguro que la tiene.Y entre los vapores de la plancha y el calor de la faena, me he transportado a tus sudores cuando te apoderas de mis sentidos e intentas cogerme y colocarme hábilmente sobre la encimera y no lo consigues, porque apenas me levantas del suelo ,y adiós mito,uno más,mira que lo del gimnasio te lo decía en serio.Me he visto también lejos de aquí,de esta humedad que te saca verdín entre los dedos y he pensado en una de playa,tendida a un sol estupendo,que no repara ni en tu edad ni en la mía y nos broncea vuelta y vuelta y nos perdona la pereza, porque nos hemos ganado un descanso y no mediar palabra, mientras el mar sigue haciendo de las suyas, ajeno a banderas...No sé porqué te celas de una actriz que vive tan lejos, además no creo que quiera pasar una tarde en mi cocina mientras escucho a Northern Portrait a todo trapo, una y otra vez.Es lo bueno que tiene ser tan mundana,que cualquier excusa es buena para que nada ni nadie te aparte de mi pensamiento.Pero has tenido suerte porque si llego a verla cuando estrenó El paciente inglés,ni te dirijo la palabra.
Una cosa si sé. No creo que haya nada peor que esperarte y que no llegues nunca...
Me gusta que seas mundana...
ResponderEliminarLa Borde que lo Borda